Por fin puedo volver a escribir!!!!!
Por una cuestión casi de orgullo no quise escribir en mi blog antiguo. ¡Y es que ya que le había puesto punto final y post-data!
Han pasado 3 meses desde que me dieron de alta en el internamiento. Puedo decir que fue la experiencia más constructiva que he tenido, y no me arrepiento ningún segundo del tiempo pasado allá (A pesar de las muchas cosas q tuve q vivir). La única parte de mí que se arrepiente es mi parte enferma, porque como entenderán, es esa parte de mí la que quiere que las cosas sigan como eran antes, y que a veces se puede entrometer en lo que hago ahora.
Muchas pensarán que luego de estar tanto tiempo en tratamiento debo haber terminado perfectamente sana. ¡Pues no es así! En realidad, y puede que suene trágico, la anorexia y la bulimia no se curan. Sólo puedes recuperarte, rehabilitarte. Es exactamente igual que con las adicciones (Porque te vuelves adicta a ciertas sensaciones y cierto equilibrio generado por la mala alimentación. Nuestro cuerpo es maravilloso y se adapta, hasta ciertos límites). Por eso puedo decir que yo no estoy curada, mas sí que estoy bien porque no manifiesto signos.
Valga la redundancia: Me alimento 4-5 veces al día, ingiero carbohidratos, proteínas y vegetales en cantidades adecuadas; casi no consumo comida chatarra (Mi historia con las golosinas es un tema aparte), tomo bastante agua, duermo alrededor de 8 horas al día, no hago ejercicios excesivos… Conductualmente, la cosa va mejor que nunca.
Es dentro donde se encuentra el problema.
El no manifestar signos visibles no significa que no tenga la enfermedad. Ésta sigue ahí, latente, esperando algún descuido mío para poco a poco, si me mantengo en alguna actitud que me pueda debilitar, poseerme de nuevo y convertirme en su esclava. Por eso no me atrevo a bajar la guardia.
Pero tampoco es fácil. O sea, se me ha hecho un hábito sentir hambre; mi organismo ahora está ordenado y me pide comida cuando tiene que pedírmela. Antes yo no entendía el por qué de mi desorden a la hora de comer, podía no necesitar desayuno, pasar el día comiendo dulces y cenar tanto que me generaba culpa. Cuando estuve muy mal, simplemente no diferenciaba hambre de saciedad y de gastritis. Creía que si al rato de terminar de comer me ardía el estómago, tenía que volver a ingerir algo porque “no era suficiente”, y eso luego generaba culpa y restricciones. Yo creo que el haber obtenido estos buenos hábitos ordenados y balanceados de alimentación me están ayudando enormemente a realizar mis actividades con éxito (Soy más funcional que nunca). Pero esto tampoco significa que lo haga de mil amores.
De hecho, lo tomo más deportivamente que nada. Si bien me gusta comer y me siento feliz y liberada cuando a la hora del almuerzo me presentan un rico plato de comida tibia, hay (muchas) veces en que me cuestiono la calidad y cantidad de lo que me sirven. Mis pensamientos de anorexia siguen ahí. Más suaves, más camuflados, pero ahí están. Me sigue preocupando verme bien, pero ya no es una obsesión ni prioridad. No volvería a dar mi vida por ello. Y creo que mientras me mantenga sabiendo a qué pensamientos creer y a cuáles no, podré seguir estando sana.
Es verdad, la anorexia no se cura… pero sí se puede controlar.
Yo aprendí a hacerlo. Y creo que si yo pude, todos pueden J
1 comentario:
Me pregunto si alguna vez curaré mi anorexia. También estuve en un estado de salud delicado por causa de la enfermedad. Recuperé peso, pero no mejoré. En mi mente nada había cambiado. Y ahora, estoy cayendo nuevamente... Me gustaría tener la fuerza y valentía para hablar al respecto con las personas que podrían ayudarme... Pero tengo tanto miedo de dejar esos viejos hábitos...
Publicar un comentario