¿Qué pasó con aquella mirada que transmitía esa urgencia de fundirnos en un
abrazo interminable?
¿Por qué la alegría de la compañía debe ser opacada por la tranquilidad de
la soledad?
¿Cuándo fluir dejó de ser una religión para convertirse en un problema?
Cuando no puedo hacer mis tareas y me la paso distrayendo la mente en
tonterías, como series de tv o páginas de chistes, o simplemente durmiendo, es
la nueva señal inconsciente de que algo no está bien en mí. De que algo me está
pasando, de que algo me molesta o no quiero ver.
Eso significa que es hora de hacer introspección.
Estas dos últimas semanas me las he pasado postergando mis tareas. He sido
cumplida y productiva, he tenido buenas ideas sobre todo en las madrugadas,
pero he tenido menos ganas de estudiar. Sigo haciendo mis cosas (Un poco tarde
pero las hago, mis trabajos son buenos… creo). Sigo yendo al yoga, a cumplir
con mis actividades, respondo con una sonrisa, estuve contenta en mi
cumpleaños… No me siento mal. Pero sé que algo me pasa.
Y lo único que puede explicar esta sintomatología es lo que ha pasado
conmigo y Mr. Red.
No quiero que signifique tristeza. Quiero ser fuerte, inmune, valiente y
madura, que este tipo de cosas no me bajen la moral, que pueda seguir adelante
como si nada hubiera pasado.
¿Por qué tengo que sentirme triste porque alguien decide alejarse?
“Ya te lo dije. Me gustas y todo, pero no quiero tener una relación”.
Yo lo entiendo. De verdad que lo entiendo, y también lo acepto. Sé que se
está cuidando, que está tratando de que nada lo distraiga de su camino hacia él
mismo, y eso es algo que no quiero cambiar de él por nada del mundo porque esa
conciencia lo hace especial. Lo que menos quiero es cortarle las alas. ¡Pero no
puedo evitar que me duela, pues! Porque estaba naciendo algo bonito (Que ok, no
duró mucho, pero fue bonito y me ilusioné) y creí en él y confié en él, y
planeé con él, y al final ahora ni nos hablamos, porque él tiene miedo, se está
yendo, aún no se siente a gusto consigo mismo, qué sé yo.
¿Y lo que yo decido? ¿Y lo que yo quiero?

Lo que quiero es que podamos hablar. Ser amigos. No espero nada de él más
que algún comentario sobre algún tema de yoga, o de fotografía, o alguna broma.
No espero ninguna invitación, ni confesión, ningún “te quiero”, “quiero verte”,
“ya verás que se repetirá pronto :)”. Eso sería ser más ilusa de lo
que ya soy.
Bueno. Una relación debe ser de dos. Desde un principio esto no tenía pies
ni cabeza por la situación en la que él está, y ahora sería injusto para mí ser
su "whatever" sólo cuando le provoque verme. Yo me lo merezco todo,
sino es mejor nada. Eso, en caso de pareja. Y en caso de amigos, es normal no
hablarse por días. Yo hago eso con mi Joseph, y con Annie, y no por eso dejo de
quererlos.
Sólo que, obvio, no hay ningún otro tipo de atracción y encima manifestada
hacia ellos.
Dios, ¿Cuándo maduraré?
No me gusta ser así, no me gusta que esto me esté afectando cuando dije que
no lo haría, cuando se está cortando todo ahora para evitar peores ratos
después, cuando racional y espiritualmente lo comprendo; cuando es por nuestro
bien. Son mis emociones y mi irracional tendencia a sentirme poca cosa la que
me hace cuestionarme qué tengo de malo (Que trato de pensar que no es
mucho) y si no hubiera sido mejor nunca hacerle caso, o por el contrario,
convencerlo de que si ambos sentimos algo no está mal huir de ello.
No. Ante todo está la libertad, y yo respeto eso. Lo hice antes con varias
personas. Lo haré mil veces más si es necesario. No quiero retener a nadie a mi
lado, es lo más vil que podría hacer.
Yo sé que me evita, porque no quiere hacerme daño y que me ilusione. Yo sí
lo extraño, extraño hablar de cosas profundas con él. Supongo que duele porque
estoy matando eso. Me gustaría que volviera a confiar en mí, saber lo que pasa
por su cabeza. Es cuando fue más abierto que más lo quise. Así pensara
diferente a mí en algunos temas.
Quiero que quede claro: No voy a quejarme ni decirle nada feo, no voy a molestarme con él tampoco. Simplemente voy a dejar las cosas donde están, y si avanzan, chévere. Otra cosa: yo no creía haber encontrado a mi alma gemela, a la
persona con la que pasaría el resto de mis días. No quería proyectarme más allá
de algunos varios meses, y sabía que esto duraba para largo pero no de "esa" manera. Saber eso no siempre es bonito. Pero no podía evitar saber que él era alguien
especial, que esa conexión y afinidad no se encuentra tan fácilmente con
cualquier otro ser humano y que significaba que estábamos unidos, de alguna
manera, que una alianza habría significado muchas cosas buenas para nosotros
como individuos y para otras personas, y que matar algo cuando aún no terminaba
de cobrar forma es muy triste. Yo no siento que esto es lo que iba a durar,
sino que se está cortando. Porque implica miedo, y yo he aprendido a dejarme
sentirlo y aún así arriesgarme. Y es decepcionante darme cuenta de que el que
se paralizó fue él.
Supongo que él está aprendiendo eso, y está en todo su derecho. Y es mi
turno aprender a caer parada de este tipo de decepciones.
De todas maneras, era una locura pretender tener algún tipo de vínculo con
una persona que está en medio de su “noche oscura del alma”, y que encima se va
de viaje.

Además, la muerte tampoco es el fin.
Y ya, me voy a poner a hacer mi tarea de radio, que tengo que presentarla
en una hora.
1 comentario:
Hola, es la primera vez que me paso por tu blog y me alegro de haberlo hecho. Tu entrada me ha encantado, en todos los sentidos. Pareces una chica tan profunda y de buen corazón... que de veras te deseo todo lo mejor :) Te dejo mi blog por si me quieres visitar n.n
http://sweetdreamsfuckchocolate.blogspot.com.es/?m=1
Publicar un comentario